Bar La Paz

Guardo mi banco de fotos viejas de cafés y bares de Buenos Aires en una nube que alojo en mi cerebro. Es por eso que cuando una lectura, mención o referencia me activa un recuerdo, de inmediato voy al registro. En este caso, fue leyendo el libro “Migré” de @liliana.viola. Liliana es una gran escritora y editora de quien aprendí mucho. Pasamos unas buenas jornadas cafeteras en Boedo mientras me conducía por un texto que ya verá la luz. La segunda reminiscencia fue la telenovela “Rolando Rivas, taxista”. En su temporada 1 se emitió las noches de los martes de 1972. Yo cursaba sexto grado y a esa hora ya estaba en la cama. Mis padres la seguían, también acostados, a través de un pequeño televisor apoyado sobre la cómoda de su dormitorio. Desde la oscuridad del mío, apenas sonaban las primeras estrofas de “Taxi mío” -el tango de inicio- sentía que esa, y ninguna otra cosa, era la felicidad. (Recién al año siguiente cuando Migré puso al aire “Pobre diabla”, los viernes, me permitieron “trasnochar” para dejarme llevar por ese mundo mágico y migreano que me acompañó durante toda mi adolescencia). En tercer lugar, por último, La Paz.

Liliana inicia el capítulo 1 de su libro narrando un encuentro fortuito que tuvo con Alberto Migré en febrero de 2006 en el bar La Paz. Y cómo no pudo o supo abordarlo. La secuencia es exquisita. Digna de uno de los tantos y recordados personajes poderosos que el dramaturgo dio vida en la pantalla chica. La foto la elegí porque es de principios de los años ’70. (El Dodge 1500 salió a la venta en 1971 y, muy pronto, fue taxi.) Esos donde Migré construyó sus más grandes éxitos. Que corrían junto a otros logros (comparados con las cifras actuales) que señalaban los índices de ocupación, crecimiento y educación de la Argentina. En 1972, el gobierno militar puso fin a las proscripciones y llamó a elecciones libres. Comenzaba la postergada normalización institucional y la consolidación del progreso social. Pero pasaron cosas.

El Bar La Paz, antes y después, fue célebre por un sinnúmero inagotable de situaciones y personajes que pesaron fuerte en nuestra historia política y social. Hoy, no existe más. No tenemos paz.

PD: el libro “Migré” fue censurado y retirado de las librerías. El archivo en PDF circula por la web. Recomiendo su lectura.

 #lapaz #cafécontado #albertomigré #migré #buenosaires

Anuncio publicitario

El Café de Marco

2

El Café de Marco en tiempos del Mayo de 1810 era un café ubicado estratégicamente a 100 mts del Cabildo. Allí se reunían los patriotas que conspiraban contra el Régimen Colonial y que sembraron el germen de nuestra Independencia (leer más en http://serdebuenosayres.blogspot.com.ar/2012/09/cafe-de-marco-precursor-y-revolucionario_22.html). El Café de Marco cerró hacia 1871, sin embargo acumuló tal capital simbólico que 200 años más tarde sobrevive en el imaginario colectivo porteño como un lugar patriótico. Pues desde el año pasado se materializó y volvió a abrir. Ahora también se encuentra en un sitio estratégico, sigue en el Centro (San Nicolás), entre el eje cívico que representa la Avenida de Mayo y el eje social de la Avenida Corrientes. Ni más ni menos que en la calle Perón: Tte. Gral. J. D. Perón 1259.

Fachada

No voy a decir que los propietarios del nuevo Café de Marco son descendientes del primigenio porque no es verdad, pero este nuevo también sale a disputar una porción del territorio de juego de los Cafés de Buenos Aires (como lo diría Bourdieu) como un café patriota. Toda su puesta está conformada de imágenes, replicas, originales de medallas y banderas de batallas por nuestra Independencia. Y al igual que aquel esconde algo más. El Café de Marco es un Café Masón. Sobre la calle Perón, de la vereda de enfrente, a pocos metros, se encuentra el edificio de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.  Y en la misma cuadra está la joyería masónica (https://www.facebook.com/pages/Joyas-Masonicas-de-Am%C3%A9rica/265417243475549). Sigue leyendo

La Orquídea

Almagro es un rincón de la ciudad donde el café y el barrio resisten el aluvión de la modernidad. En la esquina de la Avenida Corrientes (al 4100) y Acuña de Figueroa, desde hace 60 años (abrió en 1954), de lunes a lunes, La Orquídea es una propuesta que diversas razones lo convierten en un espacio único. Su nombre surge a partir del antiguo Mercado de Flores que existía en enfrente (cerró en 2003 y ocupaba un amplio terreno de la manzana de Corrientes, Medrano, Sarmiento y Acuña de Figueroa). La Orquídea queda en el corazón de Almagro, pero late a un ritmo propio. Es un punto de referencia donde encontrarse. Un auténtico café de la esquina. (ver más en https://cafecontado.com/2013/11/14/el-cafe-de-la-esquina/ )

20140403_112036

La Orquídea respeta nuestro mobiliario vernáculo: mesas y sillas de madera, barra y paredes revestidas del igual material, ventanas guillotina, vidrios fileteados (por el maestro Gustavo Ferrari), etc. Sin embargo es su dinámica lo que lo distingue entre el repertorio de cafés del barrio (y de toda la Ciudad). Por las mañanas sus mesas se convierten en aulas abiertas de idiomas. Un 70% de la ocupación del café son mesas que funcionan de laboratorios de lenguas. En charla con los mozos y encargado, nadie supo confirmar cuándo se inició esta costumbre ni cómo ni porqué se juntan ahí. Los dueños tampoco les piden ninguna explicación a los maestros por horas. Las clases se dan y punto. Es un acuerdo tácito en el que sólo se le paga al lugar lo consumido en la mesa. Lo cierto es que el salón se parece a una babel mientras se lo transita buscando una mesa disponible. Detrás de la que ocupé, no puedo afirmar que idioma se estaba enseñando, pero me sonaba a ruso o alemán. Sigue leyendo

Bar Celta

El centro de Buenos Aires, más precisamente su eje principal, la calle (o avenida) Corrientes, propone un recorrido lineal por nuestra propia historia de vida donde a cada paso nos reencontramos con capítulos contados en formato de café, pizzería, librería, cine o teatro. Pero, a veces, como en este caso, vale la pena saber desviarse unos pocos metros, solo 100 hacia Sarmiento, para escribir una nueva página en el Bar Celta.

20140305_115649El Bar Celta (o Celta Bar) se encuentra en la esquina de Sarmiento y Rodríguez Peña, abrió sus puertas en 1941. Su primer dueño fue un español de Asturias, Claudio Fernández, que lo bautizó de ese modo en homenaje a la cultura celta afincada en esa región. Funcionó como almacén con despacho de bebidas. En 1950, don Fernández lo vendió y el lugar se convirtió en confitería y bar. Estuvo abierto por algunas décadas hasta que cerró sus puertas. Hacia mediados de los 90′ volvió a abrir convertido en un reducto de jazz de altísimo nivel. Walter y Javier Malosetti, Luis Salinas, Pipo Luque, Botafogo, Pepi Taveira fueron algunos de los exquisitos músicos que se lucieron y dejaron su música vibrando en su interior. El Celta (que siempre se mantuvo su nombre original) fue cuna de dos ciclos exitosos «Jazz Club» y «Jam Session». Esta etapa también cumplió su ciclo y volvió a cerrar. Finalmente, en marzo de 2012, hace nada más que un par de años, reabrió, ahora convertido en primo hermano de los cafés que integran el Grupo Los Notables integrado por: El Federal, Margot, Bar de Cao, La Poesía y la flamante joya. La operación de rescate del mobiliario original resultó de maravillas y hoy el Bar Celta luce como cuando lo atendiera su asturiano fundador. Sigue leyendo

Café Osvaldo Pugliese (Centro Cultural de la Cooperación)

La calle Corrientes es el eje cultural de Buenos Aires. Cafés, librerías y teatros sostienen entre sí un largo diálogo que lleva varias décadas. El tramo que va de la Av. 9 de Julio a Callao es su tramo más representativo y los 100 mts entre Montevideo y Paraná su epicentro. En esta cuadra, frente al emblemático Teatro Gral. San Martín, al 1543, se encuentra el Centro Cultural de la Cooperación – Floreal Gorini (CCC) y en su interior un tentador café que lleva un nombre que dejó huella en esta arteria: Osvaldo Pugliese.

20140207_140220El Café Varieté Osvaldo Pugliese es el espacio de descanso de un magnífico Centro Cultural con una riquísima oferta de puestas teatrales, música, cine y artes visuales. Comparte un mismo espacio (planta baja al fondo) con un local de la Librería Antígona dando al lugar la sensación de estar en un café babélico donde perderse detrás de buena lectura. Son muchos los cafés librerías que cerraron sobre Corrientes y el Pugliese es una propuesta de primerísimo nivel (el café que se sirve es del Establecimiento Gral. de Café) que viene a rescatar una costumbre bien porteña. Sigue leyendo

El Bar de Julio

Buenos Aires tiene sus espacios de culto donde el café, tango y bohemia siguen dialogando con códigos que constituyen la porteñidad. Muchos de estos lugares están en la periferia (ver, x ej. https://cafecontado.com/2013/09/12/el-faro-de-villa-urquiza/) de la ciudad. O bien ocultos en los barrios del sur. Sin embargo, existe uno que se sostiene en pleno centro. Y cuando digo pleno centro, me refiero al pleno centro. Frente al mismísimo Obelisco. Es El Bar de Julio.

20140214_095020El Bar de Julio queda sobre la Av. Roque Sáenz Peña (Diagonal Norte) al 1129. Desde su vereda se puede tomar un café mirando al Obelisco: Buenos Aires al palo. El lugar tiene una historia singular. Fue reducto de la noche tanguera de la época de oro del tango. Las fotos colgadas en sus paredes de famosos músicos y letristas que lo visitaban a menudo, cuando en verdad era el Bar de Julio, no deja mentir. Su actual dueño es Howard Albert Wayne, nacido en Tennesee, USA, aunque criado en el país. Compró el lugar en 1996 cuando funcionaba como una sanguchería de gallegos y a poco ponerse a refaccionarlo aparecieron los viejos vestigios de pasado tanguero. Como, por ejemplo, un mural de Carlos Gardel. Luego fueron antiguos parroquianos los que lo fueron poniendo al tanto a Howard de las historias y personajes que lo frecuentaban, entre otros, el Polaco Goyeneche, Rubén Juárez y Alberto Marino. Afortunadamente todo está documentado y exhibido. El salón sigue manteniendo las viejas mesas con sus sillas de madera. Sigue leyendo

La Giralda

La calle (porque para los porteños sigue siendo calle) Corrientes marca el ritmo de la ciudad. La bohemia intelectual la atravesó históricamente. Escritores, dramaturgos, periodistas y un sinnúmero de músicos y letristas de tango y de rock la inmortalizaron. Nuestro icono máximo, Carlos Gardel, entre otros, la menciona (porque cada día la canta mejor) en «Anclao en París». Calle de teatros comerciales, de los públicos, de Revistas, más librerías, pizzerías, heladerías y cafés. Sobre todo, cafés. Y de los Notables, como La Giralda.

fachada giralda2La Giralda ocupa la planta baja de un precioso edificio de principios del siglo XX, en Corrientes 1453, construido por el arquitecto alemán Carlos Nordmann con vasta obra en nuestro país como por ejemplo (y que aún se mantienen en pie) el edificio de viviendas de Av. de Mayo 620, el edificio de Chile 249, el Torreón del Monje en Mar del Plata, la actual Embajada de España en Figueroa Alcorta 3102, el Casino de Oficiales de la Fuerza Áerea sobre Córdoba 731, etc. Sin embargo, con semejantes antecedentes, La Giralda luce una austera y sobria propuesta estética. Un auténtico cafetín de Buenos Aires que no sufrió modificaciones groseras ni aluviones globalizadores que masifican identidades convirtiendo todo en no lugares. Tiene mesas con tapa de mármol, sillas de madera, azulejos blancos, espejos biselados, ventanas guillotina a la calle y puertas vaivén. Las publicidades acompañan el entorno y pueden verse viejos propagandas de Hesperidina. También se observa un cuadro con una lámina de la Catedral de Sevilla, La Giralda, de donde los propietarios tomaron el nombre. Cualquier descripción del lugar en un libro o nota periodística a partir de 1951 dirá lo mismo. Y este simple dato ya lo hace merecedor de una visita. Sigue leyendo

El Gato Negro

El Gato Negro nació en 1927. Su primer dueño, el español Victoriano López Robredo, le puso ese nombre en recuerdo al café homónimo y preferido de Jacinto Benavente sobre la calle del Alcalá en Madrid. Don Victoriano, antes de afincar en la Argentina y casarse con una porteña, vivió durante cuarenta años entre Ceylán, Singapur y las Filipinas. Era empleado de una empresa británica y allí aprendió a reconocer y amar el negocio de las especias. El primer nombre que tuvo el local fue La Martinica. duró solo un año. Cuando mudó a su ubicación actual obtuvo su nombre definitivo. El negocio pasó por sucesivas manos, pero todas resistieron a la tentación de renovarse. El más logrado mérito, sin dudas, es la preservación de su fachada en una ciudad que ha visto modificada casi en su totalidad las plantas bajas originales en nombre de mejoras y de beneficios comerciales. El Gato Negro, Café Notable de Buenos Aires, queda en Corrientes en el tramo más simbólico y representativo de la porteñidad, rodeado de librerías y teatros, al 1669, entre Rodríguez Peña y Montevideo.

20140207_131757

Ingresar al salón es recuperar la armonía y poner en acción los estímulos. Todo el mobiliario es de madera de roble, las sillas thonet de esterilla, la música acompaña sin estridencias, pero, el valor agregado es el perfume a especias que varia según la molienda.  El Gato Negro puede oler a canela, estragón, jengibre, etc. Tanto como sus cafés y tés especiales. Sigue leyendo

El café del San Martín

La Avenida Corrientes contiene una gran cantidad de cafés. Algunos Notables, muchos alcanzaron a ser publicados en novelas, todos con Historia. Dentro de la categoría Café + Arte, el café del Teatro San Martín se vincula, como ningún otro, con la cultura. El café del San Martín no da  a la calle. Está dentro del Hall principal.

TeatroSanMartin-FachadaOK_0

El Teatro San Martín fue inaugurado el 25 de mayo de 1960. Es un proyecto de los arquitectos Mario Roberto Álvarez y Macedonio Ruiz. Queda en Corrientes 1530, rodeado de otros teatros, centros culturales, librerías, pizzerías. La Buenos Aires cultural en su máxima expresión. Conocerlo es una obligación. Como ir al Cabildo siendo escolar. Desde su vereda se obtiene una de las mejores vistas del Obelisco. Sigue leyendo