Sur, pandemia y después

Reabrió el Bar Sur.

«Favorecido por una calle cortada a pocos metros, el Bar Sur se encuentra en un cuadrilátero de esquinas alejadas del alboroto del resto de San Telmo. En diagonal está otro rincón de culto: el Bar Rivas. La sensación de intimidad aumenta al ingresar al pintoresco espacio, ambientado con muebles de diseño vienés y un piso calcáreo de damero blanco y negro que pisaron figuras como Mercedes Sosa, Ernesto Sábato, Chunchuna Villafañe, Astor Piazzola, Mirtha Legrand o Ben Molar. La lista también se nutre de figuras internacionales: Liza Minnelli, Antonio Banderas, Robert Plant, Baek Mu-san, Franz Beckenbauer, Anthony Bourdain, Christopher Hampton, Chayanne y Sean Connery, entre otras estrellas» cuenta el periodista Manuel Casado para el diario La Nación.

Lee la nota completa cliqueando AQUÍ

Foto: Patricio Pidal -AFV
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El mundo es un café…

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Ph: @CaminandoBaires

«En el límite entre los barrios de Boedo y Parque Chacabuco, el viejo e histórico bar San Lorenzo decora la esquina de Avenida La Plata y Avelino Díaz, y se convierte en el punto de encuentro con Carlos Cantini, un vecino que respira, camina la ciudad, y nos cuenta las historias y secretos de esos espacios tan característicos del paisaje porteño: Los cafés.«

Así comienza la nota El mundo es un café: una charla con el vecino que nos cuenta los bares porteños (o sea, este humilde parroquiano) en el portal Caminando Buenos Aires del periodista Diego Adrián Fernández.

Lee la entrevista completa: http://www.caminandobaires.com/2014/11/el-mundo-es-un-cafe-una-charla-con.html

Café Florida

Florida, Boedo 844

Café Florida – Ph: Café contado

En apenas 200 metros de la Av. Boedo hay dos Cafés Notables (Homero Manzi  y Margot), otros dos con igual capital simbólico (Trianón y Pugliese) y propuestas muy interesantes como Pan y Arte. Pero, además de estas notables opciones hay un café (Boedo 944) de los que apenas se notan, el Café Florida.

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Café Florida – Ph: Café contado

Para aquellos que aman la estética de los años ’70, el Florida es un templo en estado puro. Abrió en 1971 y desde entonces se mantiene igual. Es un auténtico café sin otras pretensiones de servicio y gastronomía que no sean las esperables y habituales a un “café de barrio” y no “del barrio, porque hay muchos” como afirma Luis, su propietario. Sigue leyendo

Sentirse en casa, por Roberto Fontanarrosa

la mesa Alberto Gentilcore

Ph: Alberto Gentilcore para Página/12 – Rosario

Me gusta ir al café porque ahí nunca se habla de cosas importantes. Siempre de pavadas. O, digamos, si uno tiene algo importante que hablar con un amigo (un problema de guita, un asunto de mujeres) se va con este amigo a otra mesa y ahí lo arregla. Cosa de no perturbar la liviandad del grupo. Al menos, siempre ha sido así la cosa en la «Mesa de los Galanes», tanto en «El Cairo» como en «La Sede», el paradero actual, el fondeadero. Entonces, usted termina de trabajar y está cansado. Cansado, fundamentalmente, de prestar atención. Porque, convengamos, ninguno de mis amigos de «El Cairo», han sido de ir a hombrear bolsas al puerto. Lo que cansa, he comprobado, es prestar atención. Y usted debe prestar atención si está haciendo un balance, un dibujo, una factura o un plano. Y eso cansa. Como hablar con alguien a quien usted no conoce mucho y, por eso mismo, no puede permitirse la libertad de bostezar en medio de la charla, o quedarse mirando como un idiota por la ventana hacia la calle. Por lo tanto, llega al boliche y quiere relajarse. Hablar pavadas, eso mismo. Me considero un defensor del «ocio no creativo», el ocio inútil, por el ocio mismo. El ocio ocioso. No entiendo porqué el ocio también debe ser utilitario.
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Un cortado, historias de café

Entre 2001/2 se emitió por Canal 7 el programa «Un cortado, historias de café». Dirigido y producido por Leonardo Becchini, también autor y creador de la idea, llegó a estar nominado en 2001 al Martín Fierro como Mejor Programa de Ficción. Las escenas sucedían en un café (quedaba en Julián Álvarez y Cabrera) y tuve la oportunidad de escribir varias de las historias que transcurrían en sus mesas. Rescaté imágenes de algunas de ellas.

Hipótesis de café/3 – La mugre del café

Siempre me pregunté por qué me atraen unos cafés por sobre otros, sean estos grandes cafés notables, pequeñas expresiones del bajo fondo o flamantes propuestas con una estética cool. O por qué los frecuento tanto mientras que a otros, mundialmente famosos (como concurridos) no los piso. O por qué Buenos Aires es reconocida por sus cafés y los turistas que vienen de visita lo incluyen dentro de sus tips. Parte de la respuesta la encontré en mi hipótesis n°1 que cuenta el vínculo entre el café y el tango. Pero ésta no completaba mis sensaciones. Hasta que encontré un excelente artículo publicado en agosto de 2010 en la revista Punto Tango con el sugerente título: La mugre del tango. Su lectura fue reveladora y me permitió encontrar la claridad que necesitaba.  Aquello que me convoca a los cafés es su mugre, la mugre del café.

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El Motivo, Villa Pueyrredón

En «La mugre del tango» su autor, Manuel González, profesor de tango danza y músico (le pedí prestado el concepto) explica lo que esto significa en términos musicales y que él traslada a otros ámbitos como la Milonga. Obviamente, la idea de mugre no tiene que ver con la suciedad o basura acumulada. Con mugre el mundo tanguero define a ciertos defectos musicales intencionales que dan una sensación barreada y que constituyen su esencia. El alma del tango. «En el Jazz hay un concepto similar llamado Swing, y en el Soul y Funk, llamado Groove. Y nosotros, los argentinos, como no podía ser de otra manera lo llamamos Mugre», afirma Manuel. La mugre son acentos, énfasis, efectos, códigos, un lenguaje propio, en definitiva, nuestra identidad. Son modos de hacer, de decir, de vestir, de ordenar nuestra lógica. Y este orden (o desorden) es nuestra mugre. Entenderla, enseñarla o transmitirla no es sencillo. Y no se aprende en una academia. Se lo mama en la calle. Para disfrutar de los cafés de Buenos Aires, experimentarlos, empaparse de su sabiduría y dejarse abrazar por éstos hay que meterse en el barro. Que, repito, no implica ensuciarse los timbos. Hay que aprender a mirarlos. Algunas de las categorías de mi blog proponen exactamente entrenar la mirada (xej. «Imágenes paganas«, «buenos aires«, «Cafés por el piso«). Lo que éstas buscan es aprender a decodificar información y almacenarla. Datos que están disponibles en los cafés y que a veces la visión no registra, pero que transmiten y determinan si lo que allí se “dice” es verdadero o falso.

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Cafés por el piso

Pero entonces ¿sólo los cafés centenarios o de varias décadas pueden transmitir el lenguaje de la mugre? No, no es excluyente. ¿Y un café nuevo, recién abierto, es capaz de tener mugre? Por supuesto que sí. En próximas hipótesis iré sugiriendo cómo reconocer versiones veraces de otras falsas en las historias que «cuentan» los cafés. Y esto no tiene que ver con su antigüedad, ni el amoblamiento, tampoco con el barrio, o el uniforme de los mozos, por ejemplo. O sí. Muchas veces es una combinación de todas estas cosas. Tiene más que ver con el concepto, la idea y el modo de narrarla. Yeite Café (el espacio que abrió Jessica Trosman al lado de su taller) es un espacio que tiene sólo un par de meses, con una estética moderna, cocina de autor (Pamela Villar), pero que dialoga un lenguaje similar al del entorno barrial y la elección del nombre es una acierto súper mugriento. Pero cuidado, que Yeite Café lo haga muy bien no significa que sea suficiente con utilizar el lunfardo para sonar porteño. Existen muchas otras propuestas que lucen fotos de Gardel, Troilo y Goyeneche o cuelgan publicidades viejas para dar sensación de porteñidad y funcionan como expresiones estereotipadas o caricaturas de los verdaderos cafés. Otro buen ejemplo son los cafés del Grupo Los Notables. Algunos con sólo unas pocas décadas desde que el Grupo los tomó, pero que han sabido exponer con precisión de cirujano los «defectos intencionales» poniendo el acento y distribuyendo con muy buen criterio los materiales disponibles de nuestra cultura.

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Celta Bar, San Nicolás

Y este es el punto y aquí me detengo. El concepto está planteado (gracias Manuel): la mugre del café. En próximas hipótesis me iré embarrando en el tema mucho más.

Para los que quieran leer completo el excelente texto de Manuel González (para los tangueros es de lectura imprescindible), este es el link: http://goo.gl/HjqUjL

Más info:

https://cafecontado.com/category/cafes-por-el-piso/

https://cafecontado.com/category/imagenes-paganas/

https://cafecontado.com/category/buenos-aires/

La cultura del café en Buenos Aires

Este video se realizó para acompañar el pedido del GCBA ante la UNESCO de Declaración de Patrimonio Intangible a la costumbre porteña de ir al Café. Se lucen muchos de los cafés que ya fueron contados como “El motivo” de Villa Pueyrredón o el “Alenjo” de Boedo. Son ocho minutos a puro Buenos Aires.

Bar El Federal

No fue deliberado. Simplemente se dio. De los cinco cafés que conforman el grupo Los Notables (Poesía, Margot, Celta, de Cao y Federal) el único que aún no había contado era El Federal. Y en el año de su 150 Aniversario. Quizás me intimidó su inmenso capital simbólico y cultural más el temor a no estar a su altura. Porque El Federal carga sobre sus vigas y dinteles el peso de nuestra historia. A través de sus vidrieras se puede contar la vida de Buenos Aires. Nació como pulpería en 1864 cuando esto seguía siendo una aldea.

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Está ubicado en la esquina de Perú y Carlos Calvo, San Telmo, el famoso Barrio Sur del trazado original de Garay. Aunque la esquina, por décadas, fue la periferia de la ciudad. Luego se fueron afincando las familias adineradas que se establecieron en la zona hasta que la epidemia de fiebre amarilla de  1871 las corrió hacia el Norte. El Federal ya funcionaba. Y volvió a ser periferia. En su derrotero pasó de pulpería a prostíbulo y luego a almacén con despacho de bebidas. Es decir, la esquina siempre tuvo un destino «comercial».

20140814_101902El Federal fue protagonista de los cambios, crisis, refriegas, persecuciones y primaveras políticas que nos cuentan. Imaginen la cantidad de historias de vida que acumulan sus mesas y sillas. O las confesiones que flotan en la barra. Miles de historias de amor, desengaños, rupturas, promesas, infidelidades, sobrevuelan el aire del lugar. Incluso no le falta un crimen pasional. Cuando funcionaba como almacén, se conoce que la hija del dueño engañaba a su pretendiente quien, enterado que estuvo del asunto, la asesinó en la puerta del local. 150 años, qué menos. De espectros que se pasean por sus salas, pero también de un repertorio tangible de imágenes paganas que transmiten información allí donde se fije la mirada. Aunque no siempre alcanza con ver para mirar. A la mirada hay que formarla. Es por eso que El Federal exige más de una visita. Todo el espacio está narrado en lenguaje de códigos. Y cuanto más se los comprenda más valiosa, reconfortante y enriquecedora será la experiencia. Sigue leyendo

Hipótesis de café/2 – El café como patrimonio

20140319_102919El Café en Buenos Aires es considerado parte constitutiva de nuestra esencia. Tanto que la costumbre de “ir al café” fue presentada por el Ministerio de Cultura porteño a la UNESCO para ser declarada como Patrimonio de la Humanidad. Pero qué pasa si pensamos al Café como espacio físico? ¿Existe un tipo de Café como espacio físico que nos representa e identifica? ¿Y cuál sería? ¿El Tortoni en pleno centro y tomado por turistas? ¿O uno más chico, de esquina, que se mantuvo inalterable, en una calle poco transitada de barrio, por ejemplo, en San Cristóbal? ¿O cualquiera de los exitosos café-gourmet de Palermo? Las distintas versiones de cafés y bares que cohabitan la Ciudad son muchas y variadas y, con distintas propuestas, todas persiguen un fin similar y conforman su repertorio patrimonial. Si aceptamos este hecho, el primer paso a dar en esta dirección es considerar a la definición de Patrimonio que nos propone el antropólogo catalán Llorens Prats: “el patrimonio, en la medida en que pretende representar una identidad, constituye un campo de confrontación simbólica inevitable, tanto entre las distintas versiones concurrentes, como en el ámbito de las confrontaciones externas, simbólicas y físicas, entre grupos sociales”.

Sin embargo, a lo largo de estas hipótesis no voy a resignar la idea de buscar una síntesis genética que defina qué o cómo catalogar a un café que sirva de referente de la porteñidad. Y para eso voy a transitar no tanto por la diversidad de conceptos en juego como por la veracidad de las propuestas en contraposición con las puestas escénicas estereotipadas o fuera de contexto o ajenas a un entorno territorial armónico. Pero, todo esto será profundizado en próximos envíos. En este estamos con el café como patrimonio. Otro antropólogo, también español, José Luis García, define al patrimonio cultural como aquellos recursos que, en principio, se heredan y de los que se vive. Es decir, se reciben y se los usa. Y durante ese proceso sufren transformaciones, algunos elementos desaparecen o se innovan adquiriendo nuevas funciones y significados. Señala García, “la cultura en sus distintas expresiones, es cambiante y éste es un hecho inevitable, no se puede obligar a nadie a vivir como sus antepasados en nombre de la conservación del patrimonio cultural”.

losangeParece escrito para una ciudad como Buenos Aires con sus constantes cambios, modificaciones, cierres definitivos y reaperturas con (a veces severas) alteraciones. Los ejemplos abundan: el Café Los Angelitos; La Esquina Homero Manzi; el Café La Paz; aquellos viejos almacenes con despacho de bebidas hoy reconvertidos en bodegones con cocina de autor. Lo notable (y todos los mencionados son Cafés Notables) es que ninguno de éstos menguó la cantidad de público por los cambios realizados. Todos se reciclaron para encuadrarse en los “nuevos tiempos”. Con esto dejo la última definición de hoy. losange2Le pertenece a Stuart Hall, sociólogo jamaiquino afincado en Inglaterra, quien explica los “nuevos tiempos” a partir de la tendencia hacia el uso y consumo de las nuevas tecnologías de la información. Dice, la cultura no puede desatender el avance de los medios de comunicación. La tecnología ha penetrado la producción moderna. La gente joven ha crecido en la época de la tecnología de la computación, las comunicaciones y el video.

internet-gratisEs mucha la gente (me incluyo) que decide en cuál café quedarse en función del WIFI disponible y la calidad de la señal. Otra característica de los “nuevos tiempos” reconoce las transformaciones en el rol decisivo del consumo, en cuanto al énfasis puesto en la diferenciación de productos, en la comercialización, presentación y diseño, en otras palabras, en la “pesca” de consumidores por estilo de vida, gusto y cultura y no por el registro general de categorías de clase social. El campo cultural hoy está siendo re-diseñado a partir de las nuevas relaciones entre matrices culturales y formatos industriales. En otras palabras, el diseño cultural y la gestión es hoy una práctica social, profesional, desarrollada a partir de las articulaciones entre varios y muy diversos oficios: el del agente legitimador, el arquitecto, el publicista, el artista gráfico y el comunicador. Esto último da cuenta del “éxito” comercial de las cadenas de franquicias o de propuestas únicas a partir de actores culturales de renombre o las que ponen el énfasis en el concepto, la capacidad de comunicarlo, la materialización del discurso y todo dentro de un lenguaje en permanente actualización.

Con esto concluyo esta nueva hipótesis. Qué el café nos pertenece y lo sentimos parte de nuestro repertorio patrimonial no habrá porteño que no adhiera. Pero, volviendo a Llorens Prats y García, la confrontación de diferentes versiones y lo inevitable de los cambios es una tensión constante. Sobre todo cuando cierra para siempre o se modifica algunos de los cafés tradicionales. De mi parte, que haya publicado a estos autores no quiere decir que comparta totalmente o esté de acuerdo con sus reflexiones. Solo describo lo que sucede en Buenos Aires y lo pongo en palabras de quienes lo explican. Todavía no tengo respuesta a las preguntas del primer párrafo. Por el momento me conformo con tener preguntas.

 

Más info:

https://cafecontado.com/2014/03/11/proponen-al-habito-porteno-del-cafe-como-patrimonio-de-la-humanidad/