Almagro es un rincón de la ciudad donde el café y el barrio resisten el aluvión de la modernidad. En la esquina de la Avenida Corrientes (al 4100) y Acuña de Figueroa, desde hace 60 años (abrió en 1954), de lunes a lunes, La Orquídea es una propuesta que diversas razones lo convierten en un espacio único. Su nombre surge a partir del antiguo Mercado de Flores que existía en enfrente (cerró en 2003 y ocupaba un amplio terreno de la manzana de Corrientes, Medrano, Sarmiento y Acuña de Figueroa). La Orquídea queda en el corazón de Almagro, pero late a un ritmo propio. Es un punto de referencia donde encontrarse. Un auténtico café de la esquina. (ver más en https://cafecontado.com/2013/11/14/el-cafe-de-la-esquina/ )
La Orquídea respeta nuestro mobiliario vernáculo: mesas y sillas de madera, barra y paredes revestidas del igual material, ventanas guillotina, vidrios fileteados (por el maestro Gustavo Ferrari), etc. Sin embargo es su dinámica lo que lo distingue entre el repertorio de cafés del barrio (y de toda la Ciudad). Por las mañanas sus mesas se convierten en aulas abiertas de idiomas. Un 70% de la ocupación del café son mesas que funcionan de laboratorios de lenguas. En charla con los mozos y encargado, nadie supo confirmar cuándo se inició esta costumbre ni cómo ni porqué se juntan ahí. Los dueños tampoco les piden ninguna explicación a los maestros por horas. Las clases se dan y punto. Es un acuerdo tácito en el que sólo se le paga al lugar lo consumido en la mesa. Lo cierto es que el salón se parece a una babel mientras se lo transita buscando una mesa disponible. Detrás de la que ocupé, no puedo afirmar que idioma se estaba enseñando, pero me sonaba a ruso o alemán. Sigue leyendo