El Café en Buenos Aires

cafes viejosLa institución Café como espacio de vínculo social es anterior a la Revolución de 1810. Dos de los más famosos fueron el de los Catalanes -fundado en 1799 y ubicado en lo que hoy es la esquina de Juan D. Perón y San Martín- y el Café de Marco -abrió sus puertas en 1801 en las actuales calles Alsina y Bolivar-. Desde entonces, la importancia del café en la vida cotidiana de la ciudad no ha decaído y su prestigio es reconocido internacionalmente.

Pero, fue la irrupción del tango en la cultura popular que le otorgó un carácter simbólico único a estos espacios de ocio porteño convirtiéndolos en un sitio de cobijo emocional para miles de desarraigados de los movimientos inmigratorios de principios de siglo XX. «Si sos lo único en la vida que se pareció a mi vieja» (verso del tango de Enrique Santos Discépolo, Cafetín de Buenos Aires, 1948).

cafe- inmortales

El tango y el culto del café forman parte del patrimonio cultural de Buenos Aires. El porteño construyó su vida en el café, la milonga y el club donde conoció y cultivó la amistad con amigos. El sagrado ritual de ir al café, el filósofo Rodolfo Kusch lo comparó con las ruinas de Tiahuanacu y las concepciones de las culturas prehispánicas:

[…] Toda esta penosa lucha por entrar en el café y llegar a la mesa ¿no parece como si uno ingresara en un recinto sagrado? […] ¿y para qué serviría un templo? El hombre lo construye casi por la misma razón por la cual hace una brujería. Para adorar a los dioses o conjurar las fuerzas de la magia hay que trazar un círculo o un cuadrado. ¿Para qué? Pues para separar el espacio que usamos todos los días donde comemos, trabajamos o amamos, del otro espacio, el sagrado, reservado a los dioses y a las fuerzas mágicas. De esta manera dentro del cuadrado se habla con los dioses y afuera con lo hombres. Y es más. Adentro uno libera su angustia y afuera trata de ocultarla. […] Pero [para] qué vamos a trazar los círculos, si todo está trazado: las cuatro paredes del café, la mesa, la silla, el ventanal. ¿Qué más? Entramos en el café como si saliéramos de un mundo de cosas donde siempre hay que ser alguien, e ingresamos en otro mundo de semillas y posibilidades, del lado de acá del ventanal, donde uno mismo crece como un inmenso árbol, lentamente, mientras se deja estar a través de cada sorbo de café. Y hacer eso ya es sagrado (Rodolfo Kusch, citado por Carlos Mira en Tango. La mezcla milagrosa (1917-1956), 2007).

Recomendaciones:

-Lee el post

https://cafecontado.com/2013/11/14/el-cafe-de-la-esquina/

-Conocé las crónicas de Diego Ruiz «el coleccionista de cafés» sobre la historia y evolución de los Cafés en Buenos Aires:

https://cafecontado.com/category/el-coleccionista-de-cafes-por-diego-ruiz/

2 pensamientos en “El Café en Buenos Aires

  1. amigo escritor, permítame invitarlo con un café, en nuestra tienda… Bartolomé Mitre 736, entre Maipú y Esmeralda… somos Paulis y hacemos lo posible para servir el mejor café (que nos sale)… usamos muy buena materia prima y, casi siempre, al barista le sale bastante bueno. Tanto, que algunos clientes hasta vuelven varias veces por semana…

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