El Tránsito

Dice la definición de Boliche: 

Lunfardo (Argentina)
(pop.) Casa donde se venden comestibles. Casa de negocio al menudeo. Establecimiento comercial o industrial de poca importancia, especialmente el que se dedica a la venta y consumo de bebidas y comestibles, almacén y despacho de bebidas.
La geografía Argentina es pródiga en este tipo de establecimientos. Uno se los imagina y los ha visto. Si les cuento que existe uno que se llama «El Tránsito» fácilmente sus mentes lo ubicarán en un imaginario cruce de rutas de la provincia de Buenos Aires narrado como nadie por Osvaldo Soriano. Pero si  les digo que está sólo a 30 cuadras de Plaza de Mayo me creerían?

OchavaEl Tránsito es un boliche que se encuentra en la esquina de Constitución y Urquiza. En San Cristóbal, barrio que no figura dentro de los «paquetes turísticos» ni de la consideración masiva, pero que, quizá, posea la reserva de cafés, bares y boliches en estado original más rica de toda la ciudad de Buenos Aires (los que iré contando). Su nombre no tiene nada que ver con el intenso ir y venir de colectivos que circulan por ambas calles. Me cuenta Marta, sobrina de los propietarios, que la denominación recuerda al pueblo «Balde de tránsito» cerca de Villa Dolores, Córdoba, de donde proviene la familia. Sigue leyendo

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Fotos que dicen/24

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(Bar Florencio Sánchez, Deán Funes y Chiclana, Parque Patricios)

Quizás porque no soy un buen poeta
puedo pedirte que te quedes quieta
hasta que yo termine estas palabras.

Quizás porque no soy un gran artista
puedo decir «tu pintura está lista»
y darte, orgulloso, este mamarracho.

Quizás porque no soy de la nobleza
puedo nombrarte mi reina y princesa
y darte coronas de papel de cigarrillo.

Quizás porque soy un mal negociante
no pido nada a cambio de darte
lo poco que tengo: mi vida y mis sueños.

Quizás porque no soy un buen soldado
dejo que ataques de frente y costado
cuando discutimos de nuestros proyectos.

Quizás porque no soy nada de eso
es que hoy estás aquí en mi lecho.

Quizás porque (Charly García, 1972)

 

 

«Quizás porque no soy un restó ni delí o gourmet,
es que hoy estás en un café»

Café contado

El café de la librería del Pasaje

Palermo es hoy un barrio trendy de Buenos Aires. Un mega espacio a cielo abierto donde lo vintage y el diseño de vanguardia conviven definiendo las pautas que rigen la movida porteña. Durante décadas (y centurias) fue límite geográfico y político de la ciudad. El arroyo Maldonado (que corre entubado por debajo de la Av. Juan B. Justo) servía de frontera natural con el «interior». Palermo era el arrabal donde transcurrían historias de guapos de a cuchillo. La periferia cuyas senderos terminaban en el desierto. Allí donde a Jorge Luis Borges se le ocurrió fundar míticamente a Buenos Aires. Sin presumir de toda esta carga histórico-cultural, pero haciéndose cargo de su capital simbólico existe un café, o librería con café, o café donde se venden libros que pone en juego todos los antecedentes mencionados. Es el café de Libros del Pasaje.

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Libros del Pasaje queda en la calle Thames al 1762. El pasaje que referencia el nombre es Russel (entre Costa Rica y El Salvador). El café ocupa el espacio que debió ser el patio descubierto de una típica casa chorizo. Pero, además, las mesas ganan espacio en el interior de la librería lo que permite degustar un café sentado entre estantes de libros que brindan la sensación de estar en la cafetería de la biblioteca de babel borgeana. Piso, mobiliario y carpinterías remiten al más puro patrimonio urbanístico barrial de Buenos Aires. Sigue leyendo

El ruido en bares porteños

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Frente al Cabildo. Los locales céntricos se llenan en el horario del almuerzo; y al ruido interior se suma también el que los autos y colectivos producen en la calle. /PH EMILIANA MIGUELEZ

 

«El ruido nocivo, el que supera los niveles permitidos, también está dentro de restaurantes y bares de la Ciudad. Y hay dos estudios diferentes que sostienen que en más del 50% el nivel es tan alto que supera los 80 decibeles, y que puede causar daño a la salud. (…) A esa conclusión llegó, por un lado, el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA). Según Fernando del Solar Dorrego, integrante del Departamento de Ingeniería Electrónica del instituto, el fenómeno, que se conoce como el efecto cocktail party, se genera cuando una persona empieza a no entender lo que otro le dice debido a las conversaciones de las otras mesas u otros ruidos.»

 

Lee la nota completa publicada en el diario Clarín:

http://www.clarin.com/ciudades/portenos-puede-causar-danos-salud_0_1124287594.html

 

 

 

Cafés a Caballito (2×1)

Caballito es uno de los barrios más grandes y poblados de Buenos Aires. Dispone de áreas muy comerciales de alto tránsito peatonal y consumo, y también de otras de casas bajas, tranquilas y señoriales. En ambos casos sus cafés responden a la demanda con locales de las más conocidas cadenas (nacionales e internacionales) o propuestas gourmet glamorosas e íntimas. Pero existe otra zona, menos vanidosa, donde en una misma intersección, Méndez de Andes y Neuquén, existen dos propuestas que se potencian y complementan: El Viejo Buzón y Wilde. 2 x1. Café a Caballito.

1397052770826Como reza su página de Facebook, El Viejo Buzón es un pedazo de «tablón» en Caballito. La cancha de Ferro queda a unas pocas cuadras y los hinchas, jugadores y ex-jugadores ocupan las mesas de este café como si fuera una extensión del Club. Cacho Saccardi, el Beto Márcico, Carlos Timoteo Griguol, como también Alejandro Apo, fueron y son parroquianos de rutina. El lugar debe su nombre al buzón del Correo Argentino que se luce en la vereda. En sus comienzos supo ser una panadería, luego almacén y continuó convocando a los vecinos a las mesas de café y bebidas espirituosas por la noche. En 1993 la Legislatura porteña lo nombró «Esquina Histórica de Buenos Aires». En su interior funciona la Radio Conectividad (www.radioconectividad.com.ar). El Viejo Buzón sirvió de escenografía para filmar películas (Ciudad en Celo) y series de televisión (Los sónicos) por su auténtico carácter barrial. Hoy es un Café/Pub con una variada propuesta artística nocturna. Sigue leyendo

Fotos que dicen/23

pisos

«Los egipcios fueron entendidos a partir de la lectura de sus jeroglíficos; a los aztecas se los comprendió interpretando su escritura pictográfica; los porteños seremos explicados por nuestros pisos.»

Café contado

 

Seguí todos los pisos de cafés de Buenos Aires en:

https://cafecontado.com/category/cafes-por-el-piso/

La Orquídea

Almagro es un rincón de la ciudad donde el café y el barrio resisten el aluvión de la modernidad. En la esquina de la Avenida Corrientes (al 4100) y Acuña de Figueroa, desde hace 60 años (abrió en 1954), de lunes a lunes, La Orquídea es una propuesta que diversas razones lo convierten en un espacio único. Su nombre surge a partir del antiguo Mercado de Flores que existía en enfrente (cerró en 2003 y ocupaba un amplio terreno de la manzana de Corrientes, Medrano, Sarmiento y Acuña de Figueroa). La Orquídea queda en el corazón de Almagro, pero late a un ritmo propio. Es un punto de referencia donde encontrarse. Un auténtico café de la esquina. (ver más en https://cafecontado.com/2013/11/14/el-cafe-de-la-esquina/ )

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La Orquídea respeta nuestro mobiliario vernáculo: mesas y sillas de madera, barra y paredes revestidas del igual material, ventanas guillotina, vidrios fileteados (por el maestro Gustavo Ferrari), etc. Sin embargo es su dinámica lo que lo distingue entre el repertorio de cafés del barrio (y de toda la Ciudad). Por las mañanas sus mesas se convierten en aulas abiertas de idiomas. Un 70% de la ocupación del café son mesas que funcionan de laboratorios de lenguas. En charla con los mozos y encargado, nadie supo confirmar cuándo se inició esta costumbre ni cómo ni porqué se juntan ahí. Los dueños tampoco les piden ninguna explicación a los maestros por horas. Las clases se dan y punto. Es un acuerdo tácito en el que sólo se le paga al lugar lo consumido en la mesa. Lo cierto es que el salón se parece a una babel mientras se lo transita buscando una mesa disponible. Detrás de la que ocupé, no puedo afirmar que idioma se estaba enseñando, pero me sonaba a ruso o alemán. Sigue leyendo