La Puerto Rico

En La Puerto Rico leí Rayuela. Este hecho menor, anécdota personal, es lo primero que se me viene a la mente cuando sé de algo del café. Durante siete años (1990-1997) fui los mediodías laborables a comer y leer. Trabajaba en Plaza de Mayo y cuando mis compañeros de laburo encaraban hacia los bares de Reconquista o 25 de Mayo, yo, que iniciaba mis treintas, cruzaba la plaza rumbo a este @bardeviejes de Alsina 416, abierto en 1925 (en su origen, 1887, estaba ubicado sobre la calle Perú entre Alsina y Moreno, en la cuadra del viejo Mercado del Centro) y mesas con tapas de mosaico granítico negro y el nombre incrustado en estaño.  

Claro que en los siete años que lo visité leí mucho más que la novela de Julio Cortázar. Como que empecé yendo de casado y dejé de frecuentarlo estando de novio. Siempre atendido por Segundo a quien no tenía más que saludarlo para que me preparase un tostado de jamón y queso en pan negro y un café con leche.

A La Puerto Rico la conocí de niño cuando la rayuela no era otra cosa que un juego escolar. Era la parada obligada en las caminatas que tenía con mi padre cuando lo acompañaba desde su oficina, de la calle Florida y Perón, hasta la Aduana y vuelta.

Luego de un cierre total provocado por la pandemia, ahora anuncia su próxima reapertura. Volveré. La Puerto Rico siempre será para mí el sitio donde llego al cielo.

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Foto: @baenegocios

London City

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London City, Montserrat – Ph: Café contado

Siempre me resultó extraño el hecho que la Plaza de Mayo no tuviera ningún café con grandes ventanales que mire hacia esta. Nuestros antecedentes españoles y el ejemplo de todas las plazas cívicas de todos los pueblos del país confirman que no hay plaza central sin café (en verdad, medio de refilón, está el Café Vieja Victoria, pero Uds. entienden a que me refiero). Es que hubo. En su momento los arcos de la Vieja Recova tenían cafés, bares y boliches. Y luego rodeando la Plaza hubo hoteles y confiterías (como el café del Hotel de Londres). Los gobiernos dictatoriales más el establecimiento de edificios públicos intentaron provocar el «vaciamiento» de la plaza de parroquianos que, en situación de ocio, pudieran alterar o conspirar contra el orden establecido (sospecho que fue esa la idea, pero no lo lograron). Es por eso que, sin ser un típico café de plaza, el primero que se me ocurre enumerar tomando Plaza de Mayo como Km 0, es la London City (Hotel de Londres, London City, como para dejar bien en claro el peso que tuvo la influencia británica en nuestra sociedad). Sigue leyendo

La reapertura de la London City en imágenes

María Salazar, arquitecta encargada del proyecto le cuenta al portal http://www.perfil.com/ cómo fue el trabajo realizado para la cadena de restaurantes Pertutti, nuevos propietarios del tradicional café donde se sentaba a escribir Julio Cortázar.

Buenos Aires recupera un Café Notable, la Confitería London

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Foto: Néstor Sieira

«Patrimonio porteño. Había cerrado hace un año y se temía por su futuro, como con otros bares. Al final lo remodelaron y recuperaron. Para celebrarlo, mañana habrá una milonga y fiesta en Avenida de Mayo y Perú.» por Einat Rozenwasser para Clarín.

Lee la nota completa de clarin.com: http://www.clarin.com/ciudades/clasico-porteno-rescatado-confiteria-London_0_1198680266.html#

Boston City (un Pasaje a BA por el valor de un café)

La «Güemes» es la primer Galería de Buenos Aires. Queda en Florida 165, entre Mitre y Perón. Inaugurada el 15 de diciembre de 1915, fue el edificio más alto de la ciudad hasta que levantaron el Barolo en la Av. de Mayo. La obra se la encargaron dos comerciantes salteños al arquitecto italiano Francisco Gianotti, el mismo de la Confitería El Molino.

Desde 1962 funciona en el interior del Pasaje el Café Boston City, uno de los Notables de Buenos Aires. Si bien tiene mesas, el Boston es, por esencia y distribución, un café de barra. De los pocos que quedan en la ciudad. Y hay que vivirlo como tal, de pie.

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El Boston es un café de charlas compartidas. El formato de la barra permite que se sostenga un monotema entre parroquianos. Situado en plena city financiera, el mejor horario para experimentarlo es al almuerzo cuando se llena de oficinistas de la zona que le imprimen una rotación y dinámica que no decae hasta bien pasado el mediodía. La agenda de temas es de actualidad pura: fútbol, policiales y política. Café con códigos de los de antes, primero se consume y después se le «dicta» lo ordenado al cajero. El azúcar no viene en sobrecitos. Sus habitués dominan la azucarera vertedora a gusto. Sigue leyendo