Dice la definición de Boliche:
El Tránsito es un boliche que se encuentra en la esquina de Constitución y Urquiza. En San Cristóbal, barrio que no figura dentro de los «paquetes turísticos» ni de la consideración masiva, pero que, quizá, posea la reserva de cafés, bares y boliches en estado original más rica de toda la ciudad de Buenos Aires (los que iré contando). Su nombre no tiene nada que ver con el intenso ir y venir de colectivos que circulan por ambas calles. Me cuenta Marta, sobrina de los propietarios, que la denominación recuerda al pueblo «Balde de tránsito» cerca de Villa Dolores, Córdoba, de donde proviene la familia.
Estos cordobeses regentean El Tránsito desde hace 42 años, pero el boliche existe desde hace más de 80. Es un lugar popular, frecuentado por la clase obrera. Marta es la encargada de la cocina. Los platos son bien caseros: albóndigas con puré, arroz con pollo, asado con papas fritas. La reunión de amigos, las guitarreadas y las tardes de naipes son una postal clásica en sus mesas. Tanto como el vino de la casa que acompaña a toda ocasión.
El Tránsito transpira autenticidad. Como que sirvió de set de cine para escenas de «El secreto de tus ojos» de Juan José Campanella y «Querida voy a comprar cigarrillos y vuelvo» de Mariano Cohn y Gastón Duprat. O sea, Hollywood y Sundance por ponerle etiquetas. En sus mesas filmaron Ricardo Darín con Guillermo Francella y Emilio Disi con Eusebio Poncela (quien le hace una inquietante propuesta dentro del boliche, no dejen de ver el trailer que adjunto más abajo).
También fue escenario del unitario «Botines» (Polka-Canal 13) cuando se contó la historia del robo al Banco de Ramallo. O sirvió para producciones fotográficas de la revista Elle. Es probable que cuando lo visiten se pregunten cómo puede ser que semejantes productoras vengan a filmar o fotografiar este boliche. Justamente, cada centímetro cuadrado del Tránsito revela la acumulación del tiempo sin artificios ni pretensiones de vender lo que no se es.
El Tránsito es un milagro en plena ciudad. Su sola existencia equilibra el vértigo de los permanentes cambios de imagen, las nuevas tendencias y las modas efímeras. Abre de lunes a sábado de 7 a 22 h. Un último motivo que lo colma de prestigio, uno de sus parroquianos frecuentes fue Homero Expósito.
Agradecimientos: a Manuel González, amigo de #Cafécontado por la fotografías y por confiarnos estas bellas estrofas dedicadas a su boliche preferido,
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