Café Margot

Si en Buenos Aires el café es religión, el Margot es mi parroquia preferida. Y ya es hora que me ocupe de contarlo. El Café Margot queda en Boedo, un barrio que hasta hace unos pocos meses no disponía de una (sí, ni una) plaza. Mucho menos de un parque. Imaginen la importancia de los cafés como espacio de reunión e intercambio social para estos vecinos porteños. Los cafés de Boedo están cargados de historia: el Dante (ya cerrado, reunía a toda la feligresía sanlorencista); y la Esquina Homero Manzi (Café Notable, que lo único que mantiene inalterable con el tiempo es el solar que ocupa) son (o fueron en el caso del Dante) las dos puntas de un eje que corre por la Avenida y en donde (afortunadamente) hoy conviven distintas propuestas que conversan (o casi) con la identidad boediana. De entre todas, muchas cosas distinguen al Margot, aunque de arranque, parado en la vereda y sin entrar al café, se destaca su ubicación inigualable. El Margot está en Boedo esquina Pasaje San Ignacio, una cortada mistonga que lo carga de mística y magia.

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El Café Margot es uno de los cinco que pertenecen al Grupo Los Notables. Integra el listado de Cafés Notables de la Ciudad. Ocupa la ochava de un edificio centenario (1904) que siempre albergó establecimientos comerciales. Fue bombonería por los años ’20 y la Confitería Trianón a partir de 1940 (hoy mudada a 50 mts). En ésta, sus propietarios, el matrimonio Torres, inventaron el célebre sándwich de pavita cuyo secreto era que estaba elaborada al escabeche. Hoy en el Margot se lo sigue haciendo con la misma calidad de entonces.

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Entre sus afamados parroquianos se puede enumerar a Roberto Arlt, Alfredo Palacios, Julián Centeya y Ringo Bonavena. También lo hacían los intelectuales del Grupo Boedo quienes disputaban un terreno simbólico literario con su rival el Grupo Florida (leer https://cafecontado.com/2014/03/28/la-polemica-entre-los-grupos-boedo-y-florida/). Cuentan en el barrio que cuando el General Perón entraba a Buenos Aires de regreso de su quinta en San Vicente hacía parar el auto para que su chofer retirara el sánguche de pavita. Hoy el Margot es un punto de referencia para toda la barriada. Y lo frecuentan unos personajes que parecen extraídos de cuentos. Algunos ya los describí en anteriores publicaciones (ver links debajo).

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Al Margot se lo puede visitar a toda hora. Por la mañana la lectura de diarios es una experiencia que alimenta el alma, al mediodía se puede comprobar la fama de su pavita y en las tardes/noches sus picadas son imperdibles. A mí el momento que más me llena es los sábados por la mañana, a la Misa de 11, cuando la movida cultural del barrio (el grupo Baires Popular, el periódico Desde Boedo, entre otros) se reúne en sus mesas que se extienden a la vereda y el mundo se parece al cantado por Louis Amstrong.

 

Más info:

http://www.cafemargot.com.ar/

 

Algunos parroquianos que podés reconocer en el Café Margot:

https://cafecontado.com/2014/03/31/el-culto-a-la-cola/

https://cafecontado.com/2013/07/02/la-guerra-de-los-medios-llego-al-cafe/

https://cafecontado.com/2013/10/08/el-falso-jorge-2-el-regreso/

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7 pensamientos en “Café Margot

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