Si existe un café en Buenos Aires que a través de su vidriera las vio todas, pero todas (esplendores, decadencias, finales de ciclo, rotación de vientos, marchas, contramarchas), las que nos pasaron en los últimos cincuenta años y que se mantuvo con inalterable entereza a los cambios inexorables de su entorno exterior, es Le Caravelle.
Le Caravelle queda en Lavalle 726, es un café de parado, no tiene mesas, es un reducto italiano en pleno centro de Buenos Aires. Abrió en 1962 e integra el listado de Cafés Notables de la Ciudad. Sus creadores deben haber palpitado el ritmo arterial de Lavalle cuando lo pensaron. A principios de la década del ’60, la calle Lavalle ya pedía peatonalidad a los gritos (la peatonal Florida recién sucedió en 1971). Cines, oficinas, cines, restaurantes, cines, subtes, y más cines, la tenían como EL destino de ocio para los porteños. En esa dinámica, un café al paso era el ideal. Todavía hoy, en horas pico (las gastronómicas), mantiene su energía febril.
El espacio está dividido por dos barras. Una de ellas es más cafetera (y al atarceder más whiskera), en la otra se acodan los comensales. A mí me llevaba siempre mi madre de muy chico (casi que lo conozco desde que abrió). Y siempre, en los diferentes trabajos que tuve a más o menos cuadras de distancia, Le Caravelle me traccionó a la hora de comer o de tomarme un café. Recomiendo sus pizzetas. Siempre que voy me ubico en el mismo lugar de la misma barra (quizás para estar más cerca de mi vieja). Y calculo que a todos los parroquianos les pasará lo mismo. Aunque da gusto ver (sin duda, el mejor horario es el del almuerzo) cómo la gente se cruza de barra e interactúan todos de orilla a orilla.
Le Caravelle es un café de la colectividad italiana. Toda su estética refiere a ese país. Pero, también se juntan arquitectos, diseñadores, cinéfilos y futbolistas. Las glorias del Racing de Pizzutti solían frecuentarlo (también César Luis Menotti). Es un sitio muy recomendable para los que recorren el centro. La ciudad no tiene muchos lugares para tomar café solamente de pie (o lo son infinitamente menos que los que tienen mesas) y éste es un tesoro intacto. Al igual que algunos de sus mozos que son los mismos que cuando iba de purrete. Hay habitués que afirman (comparto) que sirven el mejor capuccino de Buenos Aires e incluso se animaron a filmarlo.
Es increible como los cafes forman parte de nuestras vidas! A este no lo conozco, pero recuerdo cuando era chica y mis padres paraban a tomar un cafe de «dorapa» en Cafe Valerio en florida. Sigue estando?
Si tenes oportunidad de conocer Le Caravelle no dejes de hacerlo. Valerio? Mmmmm, Florida a qué altura? Me suena, pero la verdad que la calle sufrió muchas transformaciones.
Cuando vaya a BS As paso por ahí!
Por favor, probá el café mas sencillo de Le Caravelle
Lo haré. Gracias por el comentario.
Por mi parte, yo no puedo creer la cantidad de veces que he pasado por ahí (trabajo en el centro hace ocho años) y nunca me detuve en Le Caravelle. Espero saldar esa deuda muy pronto.
Es que hace mucho más de una década que esa zona está muy degradada y uno pasa sin mirar negando la realidad. Pero, detenete en Le Caravelle, vale la pena.
Le Caravelle, mi padre me llevaba cuando era apenas un niño, aprovechaba para hablar en italiano con los empleados y pedía, invariablemente su «ristretto». Hablo de los años 70´s y todavía hoy se mantiene igual.
Hoy viernes 30/12/2016, acabo de tomar el ultimo cafe de esta gran cafeteria italiana, es una lastima que un cafe asi cierre sus puertas, gracias por todo, beto local 38
Alberto, que pena leerte. No puedo creerlo. Mi madre me llevaba a Le Caravelle desde niño… de los pocos que quedaban sólo barra…
No lo puedo creer, me dan ganas de llorar. Durante cinco años fui cada mediodía a tomar un cortado o café, hasta que me quedé sin empleo hace un año. Las tardecitas atendido en la barra por Abel, un «delincuente» con la picardía de antaño, o Agustín atrás de la máquina de café, con su rostro adusto, pero siempre al pie del cañon; o Hugo, del otro lado, atendiendo la sandwichería…
EL cierre de Le Caravelle es una pequeña «muerte» para un Buenos Aires que, para bien o mal, sigue un cambio inexorable.
A mí me lo «enseñó» mi madre a mis 6 años y nunca dejé de entrar cada vez que caminaba Lavalle.
Beto no se si estás enterado pero el café abre nuevamente el lunes 06/03/2017 para que el que tomaste el 30/12/2016 no sea el último que bebiste en ese lugar. El dueño invita ese día a los clientes sin cargo.