El Café Dany está en la calle Dr. Ramón Carrillo 306. Este dato no debe decir mucho para quienes no frecuentan la zona sur de la ciudad, pero quizás sí lo sea su denominación anterior: Vieytes (y aún antes fue Salta que llegaba hasta el Riachuelo). Decir «Vieytes» «Borda» o «Moyano» son sinónimos. Remiten automáticamente al Hospital Neuropsiquiátrico de la Ciudad. A los locos. Horacio Ferrer lo inmortalizó en el mítico Balada para un loco cuando dice De Vieytes nos aplauden: «¡Viva! ¡Viva!», los locos que inventaron el amor; y un ángel y un soldado y una niña nos dan un valsecito bailador.
Pues el Dany queda frente al Borda. Aunque el soldado ya no se ve (y eso que la zona está custodiada por Prefectura); niñas, con absoluta certeza, ya no circulan por la zona; y, sí deben seguir bailando algunos ángeles por el barrio.
José Costa regentea el Café desde 1964. Dany es su hijo. Abre de lunes a sábados de 7 a 19. El lugar tiene la rara particularidad de tener dos puertas vaivén hacia la calle. En algún momento deben haber existido dos comercios paralelos (también tiene dos numeraciones) porque los mosaicos delimitan muy bien sus dos espacios interiores.
Cuenta José que vecinos ya no tiene porque la zona se pobló de galpones. O de casas abandonadas. Otra cita literaria, (a pocos metros del Dany) pertenece a Leopoldo Marechal en su novela Megafon, o la guerra, quien parece haber predicho lo que sucedió años más tarde: «Al filo de aquella medianoche Patricia Bell detuvo la camioneta del vasco lechero en la esquina de Hipólito Vieytes y Coronel Brandsen. Descendieron allí Megafón y Capristo: echaron una mirada recelosa por las inmediaciones y comprobaron que todo era soledad y negrura”.
Un habitué famoso fue el boxeador Antonio Serpa. Otro, con familiar de fama, fue el hermano de Susana Giménez, interno del Borda. Hoy el Dany ofrece café, bebidas y sanguchería. Lo que lo distingue por sobre todos los demás cafés de Buenos Aires es su clientela. Reproduzco el genuino diálogo:
–(Yo) José, tiene alguna anécdota de color o algo especial para contar?
–(José) No. Ninguna. Lo de cualquier boliche.
-¿Y de algún interno que recuerde que alguna vez se haya cruzado al café?
-¿Internados? Internados son todos. Todos estos son internados.
¡el piso! qué belleza
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