La visita a Montevideo no puede obviar La Giraldita. Queda en la esquina de José Benito Lamas y Enrique Muñoz, Pocitos. Funcionó durante décadas como almacén-bar. Hoy, al igual que otros ejemplos de Buenos Aires como el Bar de Cao o el Miramar (ambos de San Cristóbal), mutaron su oferta hacia una propuesta gastronómica. Afortunadamente, al igual que éstos, lo que no se modificó es el ambiente almacenero acogedor que da ganas de pasar horas en su interior esperando la anécdota que le de sentido a la vida.
La Giraldita abrió a principio de los ‘900 y es de suponer, por esos años y alejada del Centro, que habrá oficiado como pulpería de pueblo del interior. El espíritu lo sostiene. Tampoco hay que desestimarlo como lugar para tomarse un café. Que nadie le andará exigiendo cuentas si Ud. es un cafetero de principios. Eso sí, si en su ronda cae por Pocitos al mediodía o la noche, este lugar es inigualable.
Lo recomiendo, programe en su visita a Montevideo una «parada táctica» en La Giraldita. Contrasta por oposición al entorno del pujante barrio. Es un remanso de campaña que lo relajará.
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