“Hace tiempo que no venías, me dice Carmen al verme. Aunque también soy habitué de otros bares, La Flor de Barracas es el único café porteño en el que quien me atiende, me reconoce. No debe ser casualidad: aunque pasen los años, este lugar tradicional de la zona sigue cultivando ese aire de bodegón para el cual cada comensal es único.»
Por Karina Niebla
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