Los recreos de Palermo

armenonvilleAndaba el cronista, en su último callejeo, evocando «clandestinos» y algunos lugares de la mala vida porteña del Centenario como paso previo a recorrer los recreos de Palermo, sobre los que tanto se ha hablado y escrito, y estaba citando al mítico Hansen cuando se le acabó el espacio de la columna mensual. Pues bien, aprovechando el hiato y antes de volver a entrar en tema el cronista cree importante hacer algunas aclaraciones y salvedades: en primer lugar, es muy poco lo que sabemos fehacientemente de los famosos recreos de Palermo, llámense Hansen, El Velódromo, El Tambito, El Kioskito, etc. Como el cronista ha dicho en más de una oportunidad, la historia popular no suele dejar documentos y, generalmente, se basa en testimonios más o menos fehacientes, comprobables o creíbles. Por ejemplo la anécdota de la creación del tango La chiflada, de Juan Carlos Bazán, que más adelante comentaremos, la consigna Francisco García Jiménez en Así nacieron los tangos, y queda librado al rigor del investigador la confianza en su veracidad o credibilidad. Por otro lado, el tema del cabaret fue explotado hasta el hartazgo en letras de tango y, fundamentalmente, en el teatro por secciones de la década de 1920, creando una imagen que perduraría en el imaginario popular. Centenares de piezas teatrales lo tuvieron como escenario, lo cual es bastante comprensible pues permitía el entrecruzamiento de historias en un único decorado, así como la introducción de números musicales más o menos adecuados a las incidencias de la trama. Sigue leyendo