El listado de Cafés Notables ofrece una variada tipología y se distribuyen por toda la ciudad. Por una lógica cuestión de antigüedad, la gran mayoría se concentra en el centro. Y dentro de éste, sobre la Av. de Mayo donde la comunidad española dejó su impronta. En el Café Iberia (Av. de Mayo y Libertad) paraban los republicanos. En la vereda de enfrente, en el Español, los franquistas. Pero existía uno en particular, de reducido espacio (si se lo compara con los inmensos cafés que se suceden o sucedieron a lo largo de nuestro eje cívico), ubicado a escasos metros de la avenida, en Santiago del Estero 88, que fue un reducto que reunió a españoles de diferentes colores e ideologías durante la Guerra Civil de ese país. Su nombre no pudo ser más adecuado: La Embajada.
La Embajada es el antiguo despacho de bebidas que completaba al almacén de ultramarinos que funcionaba en la esquina de Santiago del Estero e Hipólito Yrigoyen. El bar se mantiene casi igual al original. Boiserie, mesas de madera, sillas vienesas, piso de mosaico granítico, barra revestida en mármol con tapa de estaño y grifo con forma de cisne. Todo forma parte de un edificio de estilo francés construido en 1913 por los ingenieros Fox y Damianovich , y que llega hasta la esquina de la Avenida de Mayo donde hay un Starbucks. El contraste es Notable (con todas las acepciones, sentidos y simbolismos de la palabra). La decisión entre consumir una propuesta o la otra es toda una definición de principios y un verdadero acto político y de fomento del sentido de pertenencia.
La Embajada, haciendo honor a su nombre, vendría a ser hoy un territorio soberano porteño dentro de una ciudad que desborda de diferentes propuestas internacionales. La representación de la porteñidad en una zona de Buenos Aires donde la cantidad de turistas e inmigrantes por m2 supera a los locales. Y con sólo ver a los parroquianos acodados a la barra o quienes ven pasar la vida ocupando las mesas que dan a la calle (desde donde se puede disfrutar el elegante remate del Palacio Barolo) o quienes esconden sus penas en el interior del bar, queda en claro que la globalización ni el marketing pudo con este reducto ni con una tradición cultural.
Hoy La Embajada abre de lunes a viernes de 8.30 a 16h. Es atendida por Jorge. Su padre entró a la sociedad propietaria en 1963. La antigua provisión de la esquina que completaba el típico almacén-bar está cerrado, pero su interior está intacto (tal cual cuando cerró hace unos 9 años) esperando otra oportunidad para volver a deleitar con sus exquisiteces ultramarinas. O, quizás, me cuenta Jorge, en lugar de almacén abra con otro concepto aunque siempre manteniendo la estética y la unidad temática. En síntesis, Buenos Aires todavía sostiene abierto un sitio que supera los 100 años y pronto podrá recuperar otro pedazo único de su rica historia.
Más info: Los cafés de tango de la Av. de Mayo
Un lugar muy lindo. Tuve la oportunidad de concurrir hace un par de años, y me fui con la agradable sensación de estar en un pedazo de Buenos Aires, en momentos menos agrios que éstos.
Es verdad. Y por suerte el clima en su interior se mantiene igual.
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Miguel Ángel Asturias estuvo exiliado en Buenos Aires. Le gustaban dos cosas: el delta del Tigre (de hecho gran parte de su obra la escribió allí, en su casa del río Capitán. El otro lugar era el bar La Embajada donde se reunía con sus amigos Castagnino, Rafael Alberti, Luis Franco.
Gracias por el aporte Carlos!!! Tenés un café pago!!!
Es un placer recordar un día por ese café ,donde desde afuera veía a mi padre reunido con sus amigos, él mi padre me hizo entrar y saludar a los que estaban con él. .Mi padre se llama Salvado Sesto .La que escribe está nota Sandra Patricia Sesto.
Gracias por el recuerdo Sandra. Gran enseñanza la de tu viejo.