Hay barrios que se hace difícil ubicarlos o darles su lugar en el mapa. Como Villa Pueyrredón. Sin embargo, se hace más fácil cuando se los vincula con sitios que sirven de referentes (El Motivo otro orgullo de los húsares villeros) o rincones entrañables. Por ejemplo, El Rincón de Antonio.
Difícil calificar este lugar. Lo que no hay que hacer es dejar de conocerlo. La primera impresión es que El Rincón de Antonio es un comedero. Las mesas se agrupan contra un costado como en los grandes comedores de empresas. Son largas mesas comunitarias, pero que no responde a una nueva moda cool ni pretende copiar el formato de Le Pain Quotidien. Antonio lo decidió así antes que las franquicias impusieran códigos y conductas por todo el mundo. En El Rincón de Antonio se sientan a la misma mesa, empresarios, laburantes, barrenderos. Está flojo de mujeres, es verdad, pero en fin, será cuestión de copar la parada.
Decía que se hace difícil de calificar el lugar. Un poco está descripto en la fachada, pero la realidad es que Antonio lo abre todos los días (lunes a sábados) a las 7 de la mañana y sirve café con leche. Con esa actitud me alcanza para nombrarlo Café. Con las medialunas la anécdota es singular. En diferentes momentos Antonio hizo medialunas y nadie se las consumía, dejaba de hacerlas y llegaban los pedidos. Como esta situación se repetía optó por lo más fácil, el local de al lado es una confitería, así que si Ud. pide un café con leche con medialunas, Antonio lo manda a comprarle medialunas al vecino y le permite volver y sentarse en su mesa con el paquete.
Por las tardes El Rincón de Antonio es un gran salón de juegos de cartas. Tute y mus predominan. La tele transmite Crónica TV (toda una definición) y cuando pasan las carreras el mundo deja de girar.
Hace 20 años que Antonio regentea su Rincón. No recuerda cómo se llamaba antes y desde cuando funciona como lugar gastronómico. Cuando lo tomó el lugar estaba desprovisto de todo. Los parroquianos fueron llevándole imágenes que fueron pegando o clavando en las paredes y cargándolo de capital simbólico. Es abrazador sentarse a tomar café o comer rodeado de fotos de Gardel, Goyeneche, Vilas, Acavallo, la Coca Sarli, Sandro, Riquelme, los mundialistas del ’78 más banderines, letras de tangos, tapas de revistas, etc. La pared es un gran mural (o collage) participativo. Sólo es cuestión de llevar lo que uno más adora y pegarlo.
El Rincón de Antonio queda en la Av. Mosconi 2778, es un café de la mejor estirpe bajo fondista. Visitable a toda hora o en cualquiera de las cuatro comidas diarias. Los climas son bien diferentes, la dinámica es la misma. Es un tesoro en Buenos Aires. Un túnel del tiempo al precio de un café.
Muy lindo e interesante. Invita a conocer el lugar.
Es una experiencia diferente. Gracias por escribir!