Capital Paraguaya | Café contado

El Bar San Roque lleva funcionando 113 años. Repito, el Bar San Roque lleva funcionando 113 años. Sólo los edificios históricos que representan a instituciones perdurables y constitutivas de una nación y cultura pueden vanagloriarse de semejante cualidad. Al menos por esta zona del mapa. Y el San Roque forma parte de esta lista en Asunción (Paraguay). Situado en la esquina de las calles Pte. Eligio Ayala y Tacuary acompaña por más de un siglo la evolución de la vida asunceña de manera casi inalterable. Y las fotos no mienten.

Nada de los episodios del siglo XX pasó desapercibido en el Bar. A sus mesas se sentaron Jefes de Estado, científicos, escritores, artistas, políticos, empresarios, diplomáticos, deportistas.

El salón principal incluía mesa de billares y durante las noches se proyectaba cine en el patio interior. Su nombre proviene del barrio y la iglesia cercana.

La familia Knapps comenzó alquilando el Bar en 1947. En la actualidad don Francisco Knapps (86) y Flia. son los propietarios. Su hijo, Ricardo Knapps, junto a su mujer Katy Miret de Knapps están hoy al frente del San Roque y atienden a la clientela con una amabilidad y gentileza que dialoga con el entorno familiar, tradicional y decorativo del lugar que mantiene las carpinterías, el piso y gran parte de su mobiliario originales. Lógico, ningún sitio atendido con desdén, desinterés o falta de cortesía se sostiene abierto por tantos años.

Entrar al San Roque es atravesar un umbral hacia un Asunción del ayer y recuperar y cargarse de identidad paraguaya entre tanta nueva propuesta globalizada con características de no lugar que abundan en sus mega centros comerciales. Las guías turísticas de la ciudad debieran incluir este hito en los recorridos de a pie. Si realmente se quiere conocer la historia de un pueblo estos templos no deben ser obviados.

Sugerencia: su denominación no miente, es un bar. Y sus cervezas heladas pueden resultar un excelente alivio durante las jornadas calurosas. Pero, aconsejo visitar el Bar San Roque a la hora de cualquiera de las comidas. La carta es variada y exquisita. Y no dejen de probar la corvina.

Más info: https://www.facebook.com/pages/Restaurante-Bar-San-Roque/109546322450638

El Poniente lleva sólo nueve meses funcionando en el Casco Histórico de Asunción. Sin embargo parece haber acompañado el derrotero del entorno desde hace años. Está ubicado en la céntrica calle Palma esquina Montevideo. Como si la Ciudad Vieja de la capital uruguaya le hubiese bajado línea sobre cómo preservar la identidad a este Café, Bar o Boliche. Según la hora que se lo visite.

El Poniente parece hecho de un rejunte. Similar (para aquellos que la conocen) a La Catedral, la gran milonga del barrio de Almagro, Buenos Aires. Sin embargo, el aparente desorden está cuidadosamente justificado y pensado por su propietario, Rodrigo Franco. El Poniente es un bar que con seguridad sería un éxito en cualquier esquina de Brooklyn. Específicamente en la zona de D.U.M.B.O (Down Under Manhattan Bridge Overpass). Esto no le quita autenticidad ni color guaraní. Todo lo contrario. Es, justamente, la lógica conceptual y la activación del repertorio patrimonial paraguayo la que le otorga un carácter de sitio que transmite y defiende con orgullo una cultura.

Funciona en lo que fuera un viejo taller de compostura de relojes. Su horario es a partir de las 12 hs (como muchos otros cafés y bares en Asunción) hasta las 4 am. Su oferta cultural propone: noches de jazz (grupos en vivo), Dj’s de música electrónica, y los domingos a partir de las 21 hs hasta se animan a la Milonga.

La oferta gastronómica es un excelente mix de las nuevas tendencias de la cocina gourmet con la tradicional comida paraguaya. La tentación es única e irrepetible en cualquier otro lugar del planeta. Es un pecado imperdonable visitar Asunción y no pasar por El Poniente. Sólo hay que dejarse llevar por la calle Palma o visitar la nueva Costanera que concluye en el puerto y subir por Montevideo. Incluso, si están de a pie en camino a la Loma San Jerónimo les aconsejo tomar Palma y hacer un alto en El Poniente. El lugar es acogedor por donde se lo mire. En su interior o sentado en la vereda. Altamente recomendable. Lejos un hito insoslayable de la capital paraguaya.